dimanche 20 octobre 2013

El copago farmaceutico, cuando la enfermedad te empobrece


La semana pasada, había evocado la temática del  impacto de la crisis sobre el derecho a la salud. Esta semana también voy a abordar esa problemática al evocar el debate que está provocando una polémica en España desde hace un año: el copago farmacéutico.
Esa medida fue admitida por la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en el Congreso en diciembre 2012. Esa decisión consiste en imponer el copago para 32 fármacos de dispensación hospitalaria -que se venden en las farmacias de los hospitales-, es decir que en cuanto la medida ha entrado en vigor, el día 1 de octubre, los pacientes que padecen ciertas patologías, sobre todo las crónicas, deberían pagar parcialmente su tratamiento. Se trata de pagar un importe que equivale a un 10% del precio total del fármaco sin embargo la participación del paciente no puede ser superior à 4,13 euros por envase. Otro aspecto de la medida es que esos medicamentos que antes estaban disponibles en las oficinas de farmacia, ahora sólo los dan los hospitales para permitir un “mayor control”. Los fármacos afectados son varios y curan enfermedades crónicas o muy graves como cáncer, tumores cerebrales, leucemias, hepatitis B o C, pero también asma, psoriasis o intolerancia a la lactosa.
Hay más oponentes que partidarios del copago farmacéutico, en la oposición se puede mencionar profesionales de la salud como médicos o expertos, sindicatos o partidos políticos. Las razones de esa oposición son varias. Primero, de momento, no se puede evaluar con exactitud los ingresos que representa esa medida pero se considera que serían poco relevantes en comparación a la molestia que provoca a los afectados al tener que pagar por ellos. Y no hay que olvidar que la instalación de servicios de cobro en las farmacias hospitalarias –cosa que nunca se ha hecho en España- tendrá un coste que no ha sido evaluado previamente. Segundo, algunos expertos lamentan el hecho de que no han sido consultados por Sanidad antes de la puesta en marcha de tal decisión, en efecto, el ministerio ni preguntó por una simple evaluación del número de pacientes que serían afectados. Tercero, muchos oponentes consideran que la decisión de Sanidad representa una penalización contra los ciudadanos y perjudica el derecho de los pacientes a una atención sanitaria de calidad, que está consagrado en la Constitución española así como en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En otras palabras, según ellos, se trata de empobrecer y castigar a los más vulnerables.
           Entre las comunidades autónomas, actores principales de la puesta en marcha de la medida y entre otras de la organización del cobro de los medicamentos, muy pocas son las favorables o listas para el copago farmacéutico. ¿Por qué? Bien porque no disponen de los recursos financieros para ello, como en Castilla y León, Comunidad Valenciana, Aragón y Extremadura, o bien porque no están de acuerdo con la aplicación de tal medida, como en Asturias, País Vasco, Canarias y Andalucía. De momento, sólo Ceuta y Melilla han implementado el copago.

Fuentes:
http://noticias.lainformacion.com/salud/medicamentos/manana-entra-en-vigor-el-copago-farmaceutico-hospitalario_PSW9Hc4Dzj8YmtEdbxVHk1/
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/12/14/actualidad/1355504493_147084.html

lundi 7 octobre 2013

Crisis y salud, dos palabras que no van de la mano


La crisis financiera y económica no ha tenido solamente malos efectos o consecuencias sobre nuestras economías.  Cuando un país se derrumba económicamente, es todo el que se derrumba . Por eso, he decidido abordar el tema del impacto de la crisis sobre la salud y los sistemas sanitarios en España. Dada la importancia del asunto, los artículos de las semanas siguientes también tratarán de eso. Esta semana vamos a hablar del aumento de las desigualdades entre hombres y mujeres, una situación que conlleva un factor de riesgo sanitario para las mujeres.

            Una mujer no es un hombre, y por eso, la salud de una mujer no es la de un hombre, así pues el sexo es uno de los factores más determinantes de la salud de una persona. Como había subrayado la semana pasada, el derecho a la salud supone el goce de una situación laboral y condiciones de trabajo equilibradas y sanas. Sin embargo, según datos recientes, se produce en España un retroceso en indicadores de igualdad de género por causa de la crisis. De hecho, el país habría retrocedido 14 puestos en el ránking de países en la brecha de género solo en 2012.

            Hay más mujeres que hombres que han perdido su trabajo por la crisis y las que no han sido desempleadas se ven atribuir una tasa inferior de actividad así como un salario inferior en comparación a los hombres. En esta situación de desigualdad de género, los impactos de la crisis sobre los factores sociales de la salud serán diferentes en hombres y en mujeres. Algunos efectos de la crisis económica, como desempleo, pobreza o recortes en los sistemas de protección social afectarán de manera desigual a mujeres y a varones. Los datos de la Encuesta Nacional de Salud en 2011-2012 demuestran que las mujeres perciben peor su salud que los varones, padecen más enfermedades crónicas, acuden más a las consultas médicas de atención primaria y consumen más medicamentos.

El gobierno español ha decidido imponer recortes en los servicios públicos, sanitarios y sociales tras la crisis. Ese nuevo sistema basa el derecho a la sanidad pública en el aseguramiento, y puesto que las mujeres tienen menores tasas de empleo, serán más frecuentemente asimiladas como beneficiarias (persona que tiene derecho a percibir una prestación de la Seguridad Social), en lugar de aseguradas, con las consecuencias que esto supone sobre su independencia y autonomía en el uso de su derecho a la salud. Así pues, si ellas padecen más enfermedades crónicas y discapacidad, y consumen más medicamentos, se verán más afectadas por las medidas de copago farmacéutico y de otras prestaciones. En otras palabras, en sistemas de salud no solidarios, las mujeres pagan más por su salud.

Otro aspecto importante, es que en situaciones de crisis se trasladan aún más responsabilidades de cuidado a las familias o a personas con limitación de su autonomía y esas cargas recaen sobre los hombros de las mujeres. En este contexto, los recortes en los servicios públicos de atención a personas dependientes y a sus cuidadoras, afectarán de manera muy desigual a hombres y a mujeres, con el consecuente impacto diferencial sobre su salud.

De momento, no sabemos si la violencia de género va a ser agravada por la crisis, sin embargo está claro que otros problemas de salud, como las enfermedades crónicas o la tasa de estrés, no se podrán demostrar antes de varios años. Tras los problemas derivados directamente de la crisis y los provocados por las políticas del gobierno, veremos empeorar la situación de salud de las españolas en un futuro.